Del legado de Elizabeth Blackwell al presente: Celebrando el Día Internacional de la Mujer Médico

Cada 11 de febrero se conmemora el Día Internacional de la Mujer Médico, una fecha que rinde homenaje a Elizabeth Blackwell, quien en 1849 rompió barreras al convertirse en la primera mujer en recibir un título de medicina en Estados Unidos. Su valentía y perseverancia no solo abrieron las puertas de una profesión hasta entonces dominada por hombres, sino que inspiraron a generaciones de mujeres a perseguir carreras en la medicina y las ciencias de la salud.

Elizabeth Blackwell nació en 1821 en Inglaterra, en una época en la que las mujeres eran relegadas al ámbito doméstico. Su interés por la medicina surgió a raíz de la enfermedad de una amiga cercana, quien le comentó cuánto hubiera deseado ser atendida por una mujer médica. Con ese objetivo en mente, Elizabeth solicitó admisión en varias universidades, enfrentándose al rechazo constante hasta que, casi por accidente, fue aceptada en el Geneva Medical College de Nueva York. Allí tuvo que superar el escepticismo y las burlas de compañeros y profesores, pero su tenacidad le permitió graduarse con honores.

Su éxito marcó un antes y un después, no solo para ella, sino para todas las mujeres que soñaban con ejercer la medicina. Blackwell dedicó su vida a ampliar el acceso de las mujeres a la educación médica, fundando instituciones como el Hospital para Mujeres y Niños en Nueva York.

Hoy, más de 170 años después, su legado sigue vigente. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, las mujeres representan alrededor del 70% de la fuerza laboral en el sector de la salud, aunque menos del 25% ocupan roles de liderazgo. Además, desafíos como la brecha salarial de género, el acoso laboral y el balance entre la vida profesional y personal persisten como recordatorios de la necesidad de continuar la lucha por la equidad.

En el presente, las mujeres médicas son una fuerza vital en el sistema de salud global. Historias como las de Elizabeth Blackwell inspiran a miles de profesionales que, enfrentándose a sus propios desafíos, demuestran que la medicina es un campo donde el talento y la dedicación trascienden cualquier barrera.

Celebrar el 11 de febrero no solo significa honrar el pasado, sino también comprometerse con un futuro más justo y equitativo. Tal como Elizabeth Blackwell lo hizo en su época, es momento de seguir rompiendo barreras para que todas las mujeres en la medicina puedan alcanzar su máximo potencia 

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